En esta pintura, La cabeza de toro, pintada en tonos de azul, emana una mirada fuerte y penetrante, lo que sugiere una sensación de poder y determinación.
El fondo de la obra, compuesto por colores violeta, amarillo y naranja, añade un contraste interesante. El violeta puede simbolizar la profundidad y el misterio, mientras que los colores cálidos como el amarillo y el naranja pueden evocar emociones y energía. Esta combinación de colores crea una tensión visual que realza la presencia de la cabeza de toro.

En conjunto, la obra puede interpretarse como una representación abstracta de la fuerza y la intensidad del toro, con una mirada que desafía al espectador. Los colores intensos del fondo aportan un contraste que destaca aún más la figura principal y añade profundidad emocional a la obra.